lunes, abril 18, 2005

El canon


Unos cuantos apartes del Canon Occidental de Harold Bloom han pasado por mis manos durante los últimos meses y, consecuentemente, celebro la recuperación del concepto canónico, aunque me sorprende que el autor desconozca el influjo sobre él ejercido por su propia lengua y cultura. En un intento por centrar el canon, se confía demasiado en el genio shakespeariano y desecha la posiblidad de compartir el centro con otros autores. Afirmar que Occidente se encuentre condensado en Shakespeare no es pretencioso, pero sí tendencioso (después de todo, Bloom es neoyorquino). Sé que pocos autores lograron materializar su nación, pero sin duda Cervantes y Dostoiesvski acertaron en la definición de España y Rusia, respectivamente.

De cualquier forma, la obra de Bloom es cuando menos, sensata. Incluso la división misma que hace de los capítulos es desafiante a lo que él denomina la Escuela de la Rebeldía, producto de la Edad Democrática, claro está. En mi opinión, este hombre debe ser algo así como la versión americana y académica de un Pérez Reverte, pero mi ignorancia es grande para aventurarme en afirmaciones de este tipo, así que espero no estar ofendiendo al maestro. En todo caso, un buen sumario de esta densa masa tan llamada civilización.

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